Luis Villa: ¿Existe la verdad?

Maria [Riama]:
Hola Luis!!! Vamos a tirar del hilo de lo que me dijiste: que tú, al ser de Oviedo, dices Oviedades. Eso significa que hay certezas. Por tanto, aquí mi pregunta: ¿existe la verdad?

Luis Villa:
Oviedades, que no obviedades. Creo que tiene que existir por alguna parte, lo que pasa es que a veces se esconde.
Está repartida en trozos. Y cada uno tiene su parte, imagino. Es como la historia de los cinco sabios ciegos y el elefante.

Maria [Riama]:
¿Cuál es la historia?

Luis Villa:
Seis hombres ciegos, que nunca antes habían visto un elefante, se acercan a uno para tratar de entender cómo es.
Cada uno toca una parte diferente del elefante (pierna, oreja, trompa, colmillo, cola, panza…).
Según van tocando, cada hombre describe el elefante de manera diferente: una columna para la pata, una cuerda para la cola, una serpiente para la trompa, un abanico para las orejas, una pared para la panza…
Cada uno tiene su punto de vista, basado en su experiencia y conocimientos. Y cada punto de vista es válido.
Y eso pasa en mi trabajo. Tengo que tratar de construir elefantes con personas con visiones muy definidas.

Maria [Riama]:
Sí, a eso es a lo que voy… Si cada uno vemos el mundo con nuestros sentidos, intelecto, mindset, sesgos… ¿cómo es posible que alguien tenga la verdad? ¿Dónde está entonces la verdad? ¿Nos la da la ciencia? Si cada cierto tiempo saca teorías que refutan otras que eran «la verdad», ¿cómo distinguimos entonces dónde se encuentra?

Luis Villa:
Pues imagino que cada uno verá la verdad desde donde puede, con los recursos que tiene disponibles para ello.
Unos con más apertura, otros más cerrados. A veces, la verdad da miedo. No se la quiere mirar.

Maria [Riama]:
Claro, la verdad, la de cada uno, nos confronta con nosotros mismos, con nuestros grandes miedos. Por eso es tan difícil observarnos a nosotros mismos en silencio. Y al final, ¿no es común lo que nos decimos? ¿Acaso no llevamos desde el principio de los tiempos cuestionándolo?

Luis Villa:

Conectar con uno mismo da miedo muchas veces. Para mucha gente las emociones son desagradables y tratan de evadirse de ellas como sea.

Luis Villa:

Estas dos imagenes, dicen que si las miras, parecen iguales. Pero son dos mundos diferentes. En la segunda, la crisis del 2008 había dado al traste con todo el sistema de creencias sobre la economía, la confianza…
Me he salido de tu mensaje. Conectar con uno mismo da miedo muchas veces. Para mucha gente, las emociones son desagradables y tratan de evadirse de ellas como sea.

Maria [Riama]:
Las dos imágenes, parece que son dos momentos casi idénticos pero con sentimientos totalmente distintos. Al final, en esa misma imagen conviven muchas verdades al mismo tiempo y no quiere decir que se contradigan o se anulen… simplemente conviven. Tal vez el problema está en la propia palabra… nos limita a pensar que es absoluta, categórica, totalitaria… Tal vez la verdad en sí no exista como la concebimos. ¿Qué otra palabra se te ocurre que se podría usar para que fuera más exacta?

Luis Villa:
¿Percepción?
Cuando hablo con gente en modo abierto, suelo usar eso. No digo “según mi verdad”, sino “según mi percepción”. Y volviendo a la frase del comienzo, las percepciones no son “obviedades”.

Maria [Riama]:
Pues me parece muy acertado. Porque si empezáramos todos a aplicar esto que señalas aquí, que me parece súper importante: puntualizar que lo que decimos, pensamos o hacemos es totalmente desde nuestro punto de vista, creo que cambiaría mucho el paradigma de las relaciones. Ya no sería el tú contra yo, sino tú conmigo.

Luis Villa:
Por eso. Es una búsqueda. Lo que comentábamos antes de la diferencia entre el pensamiento crítico y el pensamiento criticón. El pensamiento crítico viene del amor, de buscar la conexión, de construir con el otro, de aprender. Es humilde.
El criticón vocifera, cierra, aplasta la conversación. Viene del miedo, del ego. De la protección y la inseguridad. No construye, destruye. Esto prima en medios de comunicación y redes sociales.
Por desgracia, la educación que hemos recibido y el ambiente actual favorecen el pensamiento criticón. Creo que tenemos un defecto de educación emocional, y confundimos el pensamiento crítico con soltar sin el mínimo asomo de reflexión ni compasión lo que nos viene por la cabeza.
De hecho, se ve en los medios o en redes… los títulos de las noticias, o las imágenes de los vídeos de YouTube, son todo caras en alerta, con expresiones de que algo grave sucede… y luego no hay relación.

Maria [Riama]:
La educación, y nuestro propio lenguaje. Lo que te comentaba del libro Metáforas de la vida cotidiana. La metáfora: el argumento racional como una guerra, en la cual cada una de las partes se ve a sí misma como alguien que tiene que ganar algo y algo que perder, territorio que establecer y territorio que defender. ¡Esto es brutal! Al final, nuestra propia manera de concebir un debate, una discusión, una argumentación, tiene un carácter de poder en vez de aprender.
Y lo que tú bien dices de crítica y criticón… al final es destruir igualmente al otro. ¡Qué manía tenemos por destruirnos, por ganar! ¿Qué buscamos con todo esto?

Luis Villa:

Este cuadro compara muy bien lo que pasa… Con la globalización y la tecnología, todo se acelera y se produce un choque de ideas. Todo está conectado y los algoritmos son golosos y, con datos, se dedican a hipersegmentar (¡cómo suena esto de hiper!), porque es lo rentable: te segmento por todas las variables posibles para extraer el máximo de valor económico.
Y con la situación actual de confusión, de que haya múltiples verdades, se generan esos espacios de conflicto en vez de diálogo. No vemos al otro si no es como un contrincante. Al menos en el espacio digital.
El mundo digital, los periódicos, las redes actúan muchas veces como un retrete emocional donde la gente vuelca sus miserias, miedos y frustraciones. Y ahí, estos días, hay negocio.
Mi propósito vital es “embeber cuidado, afecto y compasión en los sistemas de los que somos parte”.
He visto los efectos y consecuencias no intencionadas de muchos de mis “éxitos profesionales”.

Maria [Riama]:
¿Es el ego entonces o el capitalismo lo que mueve esta sensación de confrontación?

Luis Villa:
Creo que es la sensación de escasez, de amenaza, de peligro continuo… Mira las imágenes de youtubers. Incluso para niños, las imágenes imitan a El Grito de Munch. Siempre están en peligro, siempre pasa algo… es la manera de generar clics.
La narrativa es de “policrisis”, de VUCA, BANI, de que vienen los Jinetes del Apocalipsis.
Esa sensación de escasez hace que nos cerremos, que compitamos por sobrevivir. Cuanto más negativo, más “in” e inteligente pareces.
La desesperación y la desconfianza son mercados rentables para mucha gente.

Maria [Riama]:
Por tanto, ¿el miedo es el lugar más poderoso que hay para mantener a la sociedad quieta? ¿Qué tendríamos que hacer entonces para cuestionarlo?

Luis Villa:
No creo que mantenga a la sociedad quieta. El miedo hay que mirarlo y reconocerlo.
Y abrazarle incluso. A veces le digo a mi miedo: “Hola, sé que estás ahí. Gracias. ¿De qué quieres protegerme?”
Si lo miras desde el desapego, el miedo es solo una sensación física no más desagradable que que te aprieten un brazo. El problema es cuando se mete en la cabeza y engancha con las narrativas que tenemos sembradas.
Como dice un amigo mío: “El miedo es un amigo tonto y muy pesado que te quiere proteger de todo”.

Maria [Riama]:
¡Qué bueno! Al final volvemos a la pregunta del principio: si necesitamos verdades para “controlar el miedo” pero no nos sirve de nada porque nos ataca con más fuerza.
Si todos nos enfrentáramos a nuestros propios miedos… ¿Le interesaría a la economía? ¿Qué cambiaría en las sociedades bajo tu punto de vista?

Luis Villa:
La verdad absoluta es que estamos de paso, que nos vamos a morir. A partir de cómo enfrentemos esa verdad, viene el resto.
El miedo se alimenta de la negatividad y del ruido del mundo exterior y, como ya hemos hablado, de negatividad hay a patadas. Si fuera petróleo…
Pero también, tras mirarlo y reconocerlo, hay que mirar que en el mundo hay mucho amor. Mucha gente haciendo cosas por los demás, porque su criterio de éxito es diferente. No es aplastar.
Mira… en mi sector, al menos cuando empezamos, había competencia, pero también comunidad. Todos éramos parte de una industria inocente, quizás. Y cuando mi empresa perdía con amigos, para mí era una victoria.
O a mis hijas, cuando hablan de baloncesto y sus partidos. Cuentan de las contrincantes y yo les digo: sin ellas, no habría partido.
Ellas forman parte de un todo que forma un deporte maravilloso llamado baloncesto. Os necesitáis para divertiros, ayudaros a superaros, crecer…
Competir es colaborar.

Maria [Riama]:
¡Totalmente! Al final yo creo que la base es cambiar el “para qué” por el “por qué”. Es más importante ver lo que nos aporta lo que hacemos que para qué sirve.
Si dejáramos de ver el resultado y observáramos el proceso, la mirada cambiaría. Incluso tendría más sentido ahora que vienen las IAs a hacer trabajo mejor que nosotros. ¡Lo importante es pintar el cuadro, no tener el cuadro!
Para terminar… ¿qué pregunta plantarías a quien está leyendo esto?

Luis Villa:
Siempre digo que la mayoría de la gente que parece mala no lo es. Simplemente está asustada y no tiene recursos para actuar de otra manera.
¿Pregunta? 🙂

Maria [Riama]:
¡Qué bueno! Efectivamente, cuestionar para mí es la mayor de nuestras herramientas. Yo, en base a lo que hemos hablado, rescataría la que decías del miedo.
¿Tan malo es aquello que te da tanto miedo que no eres capaz de plantarle cara? ¿Qué es lo peor que puede pasar si le plantas cara?

Luis Villa:
Pues quizá si somos conscientes de la cantidad de cosas buenas que pasan desapercibidas a nuestro alrededor, de buenas intenciones, de gente que colabora, que es generosa… de que el mundo está mejor de lo que cuentan.
Al final, hay una frase que escuché un día: “Donde hay Amor, no puede haber Miedo”.

Maria [Riama]:
Ampliaría a : ¡Amor, Confianza y Fe!

Luis Villa:
Y otra: “No puede ser que tengas más miedo a vivir que a morir”.

Maria [Riama]:
¡Esa es buenísima!

Luis Villa:
No te diré ni dónde ni cómo las he escuchado 😀

Maria [Riama]:
Mil gracias, Luis, por tu tiempo y tus palabras… Creo que son muy necesarias las reflexiones que has hecho. ¡Hasta la próxima!

Luis Villa:
Gracias a ti, María. Curioso el formato de Chat.


Luis Villa: Propelland – Growth Director (Contract) – Design Strategy & Leadership | Professor | NPC