María [Riama]:
¡Hola, María! Me viene una reflexión que quiero compartir contigo: “Sabes que pienso que el pasado es una fantasía que vamos modificando cada vez que lo evocamos, y el futuro nunca es. Por tanto, ¿cómo pueden los sueños pertenecer al pasado o al futuro, si nuestra vida ocurre solo en el presente?”
María López Fontanals:
¡Hola, María! Me encanta esta reflexión. Creo que una de las cosas más difíciles a las que nos enfrentamos hoy es el obstáculo de permanecer en el presente, de prestarle atención. Vivimos en un momento donde los estímulos son tan potentes que nos cuesta vivir el presente de manera consciente.
“El futuro nunca es”, totalmente de acuerdo. Pero es verdad que a mí me sirve para proyectar. Sería simplificar mucho, porque a veces vivir en el futuro puede hacer que no vivamos la realidad, pero, por otro lado, y creo que tiene que ver con cómo soy yo, el futuro me abre puertas, me da la posibilidad de soñar sin soltar los pies de la tierra.
Virginia Woolf escribió: “No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente”, y un poco esa sería la manera en la que me gusta mirarlo: esa capacidad que tenemos para soñar como una vía a la libertad, una puerta a la posibilidad
María [Riama]:
¡Qué bonita cita! Es cierto, esa libertad de soñar es maravillosa y, como bien dices, liberadora. Es la puerta a la esperanza. Y eso solo lo podemos proyectar hacia el futuro. Creo que el reto es tener aspiraciones y deseos sin que condicionen la experiencia de lo que realmente ocurre. Pero a veces, incluso cuando algo llega tal como lo habíamos imaginado (que rara vez ocurre), nos decepciona porque no se ajusta a nuestras expectativas. ¿Tal vez deberíamos vivenciarlo como un juego de evocar deseos, más que de cumplir objetivos?
María López Fontanals:
¡Ay sí! Sería como ese lugar donde evocar nuestros deseos, como un mapa donde los sueños fueran lugares a visitar, sabiendo que el trayecto importa, sabiendo que caminando vamos construyendo la ruta. Y así, aprender a aceptar lo que nos llega sin grandes expectativas.
Me parece muy importante lo que comentas, porque muchas veces nos perdemos la belleza de lo que nos ocurre porque no se ajusta a lo que habíamos imaginado para nosotras, sin darnos cuenta de lo maravillosa que es la vivencia en sí misma
María [Riama]:
Me encanta la expresión “futuro ancestral” porque lleva una contradicción dentro. Y esa misma contradicción es la que vivimos los humanos. El tiempo lo entendemos como algo lineal, pero ocurren muchas cosas simultáneamente: la información ancestral que llevamos dentro, las intuiciones que nos cuentan algo del futuro, y nuestras mentes que procesan en presente. Esta complejidad nos saca del ahora y nos genera confusión, como si el “ahora”, el “ya fue” y el “será” se manejaran igual. Es una paradoja difícil de habitar. Vivir en el ahora a veces también nos vuelve muy pragmáticos (véase el cambio climático), pero vivir en el futuro es vivir en la imaginación, un poco como ocurre con el pasado, que es totalmente subjetivo. ¿Qué lío, no?
María López Fontanals:
Total, un lío precioso, por cierto.
Diría que sí, María, que justo esta misma paradoja es la que vivimos como humanos. Por eso me gustó también la reflexión de Krenak, porque nos adentra en una percepción totalmente diferente a la que solemos recurrir, y por lo tanto, nos abre una nueva posibilidad de mirar.
Creo que todo esto se parece mucho a cosas como que la vida no sería sin la muerte, que, por otro lado, son asuntos difíciles de asimilar si no abrimos nuestra mirada. Me parece todo muy apasionante. Y me gusta darme cuenta de que todo esto se lo vienen preguntando los humanos desde los inicios. ¿Será que la aproximación debería acercarnos más a las preguntas que a las respuestas?
María [Riama]:
Totalmente de acuerdo. Con las preguntas y las respuestas pasa un poco como con el futuro. Creemos que tener respuestas nos libera, pero en realidad es la pregunta la que libera. Entender la vida como algo sin solución, que no hay que descifrar ni entender desde el intelecto… solo vivirla, sin más. Sería todo mucho más sencillo. Incluso la muerte, que es lo que más nos asusta, la conocemos profundamente desde lo más primario. ¿Por qué esta necesidad de saber?
María López Fontanals:
Gran pregunta. A la que, por cierto, no tengo respuesta clara 😉
Pero sí creo que deberíamos revisar y poner en tela de juicio esta necesidad que tenemos de conseguir respuestas. Intuyo que vivimos un momento en el que las cosas no tienen «valor» si no nos ofrecen algo. El capitalismo se ha apoderado de todo, hasta de la creatividad, de nuestro espacio doméstico… y todo tiene que tener una razón, un sentido, para que hoy tenga “valor”. Me parece que necesitamos revisar la idea de “progreso” profundamente si queremos ser más libres y más humanos.
María [Riama]:
La verdad que sí… ahí deberían ir las preguntas que nos hacemos: ¿hacia dónde vamos?, ¿es ahí donde queremos ir?, ¿qué nos aporta ir hacia allí?
María López Fontanals:
Totalmente. De hecho, me gusta mucho volver a los clásicos para darme cuenta de que seguimos indagando en las mismas preguntas. Quizás ahí esté la clave: en observar que es intrínseco a nosotros tratar de dar sentido, sabiendo que la clave está justo ahí, en hacernos las preguntas.
María [Riama]:
¿Y tú crees que los clásicos planteaban las preguntas desde el “yo” o desde el “nosotros”?
Creo que uno de los grandes problemas es que lo vemos como algo que nos impone la sociedad y quedamos atrapados. Pero lo realmente transformador ocurre en cada individuo, y el individuo mueve lo colectivo. Porque si creemos que solo lo colectivo cambia, sentimos que no podemos hacer nada, y esa impotencia nos mina. Por tanto, ¿qué podemos hacer a nivel individual con esas preguntas?
María López Fontanals:
Qué difícil…Mira, creo que la individualidad es peligrosa porque parece que solo podemos cambiar lo que nos atañe. Pero como bien dices, el cambio empieza en uno, aunque las posibilidades de transformación pueden superarnos y llegar a lo colectivo. Y además, necesitamos sentirnos parte y saber que las personas necesitamos a los demás, a la sociedad, al grupo.. Por eso creo que un equilibrio entre el individuo y el grupo sería la clave.
Otra cosa que me parece importante es no caer en los discursos derrotistas. La esperanza es otro lugar al que hay que volver siempre, aunque a veces parezca que ya no es posible
María [Riama]:
Qué poderoso lo que acabas de mencionar… lo colectivo. Efectivamente, somos un “nosotros”, no solo un “yo”. Tal vez lo colectivo sea lo cercano, lo manejable, lo pequeñito. Porque influimos en nuestro entorno, tenemos una responsabilidad. Y eso que mencionas de los discursos derrotistas es muy importante observarlo. ¿A quién favorece ser derrotistas? A quienes quieren que todo siga igual.
Por eso hay que recuperar los sueños, los ideales de los que hablábamos al principio. Soñar despiertos, pero sin desanimarnos… buscar los pequeños logros diarios y considerarlos triunfos. Ahí entran en juego los tres tiempos: el pasado para saber de dónde venimos, el futuro hacia dónde vamos, y el presente donde lo ejecutamos.
María López Fontanals:
No lo podría decir mejor 💛 . Creo que ahí está la clave y el valor de soñar: abrir los ojos a lo desconocido sin dejar de creer que todo esto importa.
María [Riama]:
¡Qué bueno! Tendría que ser nuestro mantra como sociedad. Y para terminar: ¿qué pregunta dejarías en el aire?
María López Fontanals:
¡Totalmente!. ¿Es posible entender la vida como una búsqueda continua hacia lo que no existe, hacia lo imposible, hacia lo desconocido?
¿Seremos capaces de vivir y encontrar la felicidad sin tener certezas?
María [Riama]:
¡Qué buenas preguntas! Yo preguntaría: ¿Hacia dónde van encaminados tus sueños?
María López Fontanals:
¡Me gusta mucho tu pregunta!
María [Riama]:
¡Muchas gracias, María, por tu tiempo y tu sabiduría!
María López Fontanals:
¡A ti, María! ¡Un abrazo!
María López Fontanals: Gestora Cultural y experta en Comunicación Auténtica de marcas y profesionales. PR Maganer (Spain) en Itinera PR y en Ele Eme Agency, una agencia de prensa para proyectos reales dirigidos por personas creativas.